No, no había lavadora.
La engañaron. Era la sexta de catorce hermanos. La primera mujer de mi padre.
Le dijeron que era notario. Claramente sus padres se la querían quitar de encima.
Mi padre era solamente pasante de notario. Es como si te dicen que yo soy escritora, pues no, no soy escritora.
La pobre chica era presentable, el problema que tenía es que era tartamuda y por aquel entonces estaba mal visto.
Pero, como quedaban bien las mujeres calladas, no se notaba mucho.
¿Veis al que se asoma muy mosca por una ojiva del arco gótico de la catedral de Valencia?
Era mi tío abuelo, un liberal ateo que la montó en la ceremonia, vociferando contra la Virgen de los Desamparados y cantando la Marsellesa.
Abajo, el notario para el que trabajaba mi padre tomaba nota, impasible, de una ceremonia que no pintaba nada bien.
Arriba del todo, como una gárgola que se ha venido arriba, un personaje siniestro. La verdadera madre de la novia, una curandera medio mala. Se disponía a echar sobre la cabeza de mi padre un pararrayos. Pero su ojo izquierdo bizqueaba y. .. ¡mala suerte!, le dio a su hija, la novia tartaja, en todo el cogote.
He intentado dar forma al informe notarial encontrado junto a la foto nupcial. Mi padre es el culpable, por mal pasante de notario, que sea tan corto y gélido este suceso de lo que podría haber sido una vida sin lavadora y con una madre tartamuda.
Yo soy el fruto de las segundas nupcias de mi padre con su viuda. Otro día os cuento cómo pasó a mejor vida.
Lola Llabrés : Crónicas y sucesos. (Texto)
Rosa Prat Yaque (fotógrafa de bodas y eventos). (Collage analógico)
Rosa Prat Yaque (fotógrafa de bodas y eventos). (Collage analógico)
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