Mi amigo me dejó su sombra de recuerdo.
Lo vi desaparecer tan lentamente...
Era alegre y vivaracho, con su risa burlona encandilaba.
Él me contaba, yo le contaba, amores imposibles, secretos inconfesables.
Noté que su belleza de efebo se apagaba, primero en languidez, luego en fiebres.
Enfermedades desconocidas le consumían sin remedio.
"Alguien me ha contagiado esta mierda de SIDA", me decía entre vómitos y derrames.
Pellejo amarillento sobre su hermoso esqueleto.
Pómulos y ojos hundidos que me miraban pidiendo auxilio.
Yo era su amiga, la que acarició su cuerpo, sus pies, sus manos, su pelo sin brillo.
Cobijado en mi habitación, rechazado por todos
los que veneraron su descaro y su hermosura, murió sin remedio
con una sonrisa triste y una sola lágrima, mirándome a los ojos.
Eran los 90.
Su sombra me protege desde entonces contra esa parte
de la humanidad que nunca supo que para vivir hay que osar morir cada día.
Hoy es el día mundial del SIDA.
Mi amigo fue uno de los millones que se fueron, abandonados y malditos.
El DIA MUNDIAL DEL SIDA (1-11-23)
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