Sentía fascinación por las mariposas,
símbolo de transformación constante
gracias a su proceso de metamorfosis.
En primavera se retiraba
a la casa solariega familiar.
Se las veía por doquier.
Una en especial, de tipo Morpho,
revoloteaba a su alrededor cuando salía
a tomar el té al porche.
Sabía que era un ser muy querido
el que la visitaba, se posaba en todas
las flores del jardín, polinizando,
se sentía identificada con ellas
e igualmente ejercía su libertad
de volar cuando se sentía en sintonía
con ella misma y con el mundo.
Su belleza y femineidad...
Las alas de estos seres pueden
ser alas que todos tenemos metafóricamente
y depende de nosotros abrirlas y
emprender el vuelo (en el sentido de vivir
como nosotras realmente queramos)
o dejarlas cerradas y dejarnos arrastrar por la corriente.
En definitiva, son símbolos de belleza,
libertad, perseverancia y resiliencia,
puesto que recorren un largo camino
hasta alcanzar su meta.
No somos tan diferentes a la
metamorfosis de las mariposas...
Pasamos de niñas a mujeres en todo
un proceso transformador, como la mariposa,
pasa de oruga a crisálida y
emerge una hermosa mariposa.
Texto: María José Herrero
(Taller de lectura y escritura creativa
del Centro Cultural Julio Cortázar. 2024)
Collage Analógico: Rosa Prat Yaque.
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